Una subida impropia de un partido obrero



A veces cuesta situarse, tener los pies en el suelo y definirse por lo que conviene o interesa. Tener contentos a todos no es posible y suele redundar en un enfado general porque quedarse a medias casi siempre es peor. Y si al desconcierto que en estos momentos existe en torno a una subida ya de por sí polémica por los términos en los que se produce, el PSOE ha decidido añadir un mayor exotismo con medias verdades con tintes de que algo huele mal.

Y es que si ya de por sí una subida de impuestos no es 'moco de pavo', escuchar cómo sus propios impulsores aún no saben definir hacia dónde encaminan su propuesta y defienden su medida con un ...y tu más... al final el que lo paga es el de siempre. El obrero. Término que si el PSOE tuviera la decencia política que se le presupone debiera eliminar de las siglas de un partido descafeinado políticamente y encandilado con agradar a las clases capitalistas como si su apoyo electoral le fuera esencial en los próximos años.

Confundiendo términos, el PSOE ha olvidado que un partido de izquierdas no debe refundar el capitalismo sino plantear una opción al mismo. Es decir, ante una eventual subida de impuestos la izquierda siempre debe apostar por la progresividad fiscal que permite el IRPF, vamos, que el que más tenga más pague. Y no por la apuesta de derechas, es decir, subir los impuestos indirectos que graban por igual a los que tienen y a los que no. Y esto es lo que precisamente pretende poner el marcha el PSOE, subiendo el IVA y los impuestos especiales de los carburantes, electricidad, tabaco, etc. Vamos, una medida propia de derechas impulsada por un partido de izquierdas. Vivan las ideologías

Al menos siempre nos quedará el consuelo de que alguna subida, alguna, o eso dice Zapatero, será temporal, aunque advierto, aún estoy por ver el día en que los políticos bajan los impuestos porque las arcas públicas tienen suficiente dinero. Nunca habrá suficiente plata para pagar a los que las administran.

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