Nada de malo

No hay nada de malo en decir a alguien la verdad. Más cuando se trata del destino de sus seres queridos. No faltará la polémica ni ahora ni dentro de meses (quizá años) alrededor de la iniciativa de Garzón de crear un censo de fusilados de la Guerra Civil. Lejos de abrir heridas, la iniciativa del magistrado puede dar por fín una respuesta a los miles de españoles que aún siguen buscando los restos de sus seres queridos. Si, sus restos, porque aún muchos desconocen que fue de sus familiares. Mientras algunos viven el sueño de los justos y tratan, como Manuel Fraga (sin el don, porque el respeto hay que ganárselo), de emponzoñar todo este asunto con una lección de historia propia del franquismo, modelo político y dictatorial que él defendió, otros muchos tienen en su conciencia la imperiosa necesidad de saber que fue de sus maridos, abuelos, tios, padres, etc. Que en una Guerra Civil se cometen barbaridades en uno y otro bando es algo patente, sabido y desgraciadamente usual en ese tipo de conflictos. Pero de ahí a soberponer por encima de todas las del bando perdedor parece cuanto menos de chiste. Dejando de lado esto, esta medida debe servir para buscar a todos, a los fusilados de uno y otro bando. A dar por fin respuesta a todos esos españoles, de derechas, de centro o de izquierdas, sin colores, una salida a sus anhelos. Porque eso es justicia. Una justicia no de juicio y toga sino de verdades y soluciones.
¿Y los políticos? Pues mientras el Gobierno Socialista ha respondido con la boca pequeña estar a favor de la misma, como si en ocasiones se avergonzaran de ser de izquierdas, el Partido Popular lamenta que el juez trate de abrir heridas. ¿Qué temen en el PP? Ser de derechas no significa ser franquista. Tal vez su problemas es que mientras la izquierda tiene eso claro, ellos no lo tienen tanto. En ocasiones parece que son ellos los que aún no han conseguido romper con su pasado.

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