Hace apenas unos meses, con la configuración de las distintas carteras del gobierno socialista, la sociedad se congratulaba, no sin motivos, por el nombramiento de una mujer embarazada, Carmen Chacón, como nueva ministra de Defensa. Lo que en situaciones normales no debería haber supuesto ningún revuelo, la actual configuración de la sociedad, en algunos casos machista, hizo que este hecho fuera punto de discusiones, debates y no pocas informaciones. Sin embargo, bajo ese nombramiento ha quedado patente una realidad que, por desgracia, ha quedado oculta a la sociedad y, para los que lo conocen, han decidido hacer oidos sordos. Y es que hace pocos días una soldado salía a la palestra pública para defender sus derechos y sus deberes como madre, reclamando los mismos beneficios de la ley de igualdad y maternidad que su superiora, Carmen Chacón.
Sin embargo, la noticia de que las mujeres del Ejército no cuentan con los mismos beneficios que su superiora socialista han quedado olvidados, siendo esto áun más grave. Toda esta situación ha dejado a la luz varias cosas, entre ellas, que la leyes de igualdad son sólo para algun@s, los que pueden, por su puesto de trabajo ejercerlo. Resulta aún más bochornoso que la ministra socialista de Defensa no haya tomado cartas en el asunto para que sus soldados tengan los mismos derechos que ella abandera como mujer. ¿Dónde está ahora el presidente del gobierno para hablar de igualdad? ¿Dónde están ahora todos aquellos que hablaban de que este nombramiento es un paso hacia adelante? No dudo que no lo sea, pero ha quedado demostrado que ante las leyes del gobierno no todos somos iguales, hay y habrá clases.
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