¿Dónde empieza y acaba la igualdad?

No para, ni parará, de sorprendernos la Ministrísima de Igualdad con sus propuestas al frente de un Ministerio que cada día que pasa parece más cercano a la galería publicitaria que a la cruda y dura realidad. Lejos de poner medidas eficaces para la igualdad entre los dos sexos, Bibiana Aidó ha decidido poner en marcha una biblioteca de fondos exclusivos femeninos, es decir, que no esperen en la misma ni a Camilo José Cela, ni Delibes, ni Cervantes... ¿Igualdad? Más bien el Ministerio que lleva ese nombre volverá a impulsar con el dinero de todos una iniciativa amparada y sostenida por el feminismo de café y chupito que propone su responsable con una medida que de haber llegado del puño de un hombre hubiera sido tachada por tod@s de deleznable, decinonónica, etc. Sin embargo, en este caso, y aunque es de agradecer que el acceso a la misma sea para ambos sexos, resulta un tanto trasnochada y perversa. Perversa porque amparada bajo el velo de la igualdad, lo cierto es que esta mujer, que tanto propone la igualdad en el vocabulario, propone separar la cultura por sexos. Una medida más bien lejana a los principios de un ministerio que mira poco a la realidad de la calle, a los verdaderos problemas de las mujeres, y que parece mirarse más al espejo de la boutique.

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