Trasvase de políticos

Sin críticas o alabanzas más allá de los propios círculos políticos y mediáticos, lo cierto es que la sociedad permanece impasible ante un efecto éticamente dudoso, moralmente criticable y políticamente en la linde de lo que debería ser políticamente permisible. Se trata del trasvase de políticos del mundo parlamentario al mundo económico. El último ejemplo me viene a la mente con la reciente renuncia de Zaplana a su escaño y su abandono de la política a cambio de un puesto curiosamente en una empresa pública y privatizada por su propio partido, el Partido Popular, cuando gobernaba. ¿Y ahora qué? Pues ahora lo cierto es que debería abrirse un debate, pero no será así, sobre lo que subyace bajo esta práctica cada vez más frecuente. Cabe preguntarse por qué en los últimos años los políticos abandonan sus cargos para ocupar otros (remunerados con creces) en empresas privadas. ¿Pago de favores? ¿Influencias? Lo que queda patente es que con el dinero de todos, y repito, de todos, los políticos se promocionan para lograr suculentas jubilaciones...¿para eso les pagamos?


Un trasvase que también se augura para el desaparecido Acebes. Mientras los políticos abulenses se agarran con más fuerza a sus sillones por el miedo a que pesos pesados como él mismo, Díaz de Mera o Sebastián González regresen a la tierra de la que salieron rumbo a Madrid, la sombra del político se alarga cada vez más sobre un Ayuntamiento en el que muchos políticos del PP empiezan a sospechar que alguien les está moviendo el sillón.

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