Se le ve el plumero...

Que la iglesia y el Partido Popular son grandes amigos (cada uno tiene los que quiere) es algo sobre lo que poco o nada se puede ya descubrir, sin embargo, pocas veces se había visto hasta el momento que la que siempre anda con el cepillo a cuestas para financiar sus 'bondadosas' acciones lo escondiera en este caso para perdonar a una institución gobernada por el Partido Popular el pago de una subvención. 'Albricias' como el Cid. ¡Coño! como diría el carnicero de mi calle.
Según publica esta semana la web extraconfidencial.com el obispo de Ávila, Jesús García Burillo, se niega a pedir al poder político que cumpla la sentencia, para no enfadar al Partido Popular , una sentencia con la que la Diputación Provincial debe pagar al sacerdote José Antonio Jiménez de Blas, más conocido como 'El Cura Rojo', una subvención para el arreglo de la parroquia del pueblo. Cabe aún más. Los vecinos del pueblo, mientras se ejecutaba la subvención, decidieron abonar ellos el dinero de la obra para su ejecución más rápida a cambio de que después se les devolviera ese dinero a través de esa subvención. Dicho esto, José Antonio Jiménez de Blas tuvo que acudir a los tribunales por la arbitraria gestión del presidente de la Diputación de Ávila y Alcalde de Barco, el Popular Agustín González, al frente de Asider (Asociación Intermunicipal para el Desarrollo Rural de la Comarca Barco-Piedrahita-Gredos), señala extraconfidencial.com, asociación de la que provenía la subvención, la cual se negaba a ejecutar el Presidente por el 'color político' del destinatario. Pues bien, pese a que los tribunales dieron la razón al 'Cura Rojo' y al puebo en su denuncia, el Obispo de Ávila condena a los feligreses que prestaron ese dinero a no recuperarlo al renunciar a solicitar que se ejecute la condena evitando con ello reclamar la subvención.

¿Es esta la voluntad de Dios? me gustaría preguntarle a una persona que encarna como ninguna la clase eclesiástica que se ha instalado en este país y en concreto en una ciudad en la que algunos de los mayores defensores políticos de la unidad familiar se encuentran divorciados y tienen amantes por doquier.

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