
El miedo es libre, siempre ha sido así y siempre lo será. No hay nada de despreciable en ello, pero tampoco de loable. Mientras recoges el petate otros suspiran por no ser ellos los llamados a filas para ir a la guerra, pero con el enemigo a las puertas no suele haber distinciones entre víctimas civiles y militares. Todos cuentan por igual. Pero da lo mismo, al fin y al cabo yo no fui el noveno en la lista.
Cerraremos los ojos, miraremos hacia otro lado y dejaremos que la prensa local de Ávila se desangre poco a poco ante la mirada atenta, eso sí, de aquellos que ostentan el poder político y económico pero también la incapacidad de articular cualquier tipo de medida que evite la muerte de un medio de comunicación.
Quedan 40 trabajores. Miran desde la perspectiva de una profesión que lo ve todo desde fuera, con capacidad para enjuiciar lo que hacen unos u otros y se permite el lujo desde su atalaya de analizar la realidad. Pero han perdido con ello la capacidad de analizarse a sí mismos. De aplicar sobre ellos lo que tanto a reconocido sobre otros. Quizá dentro de unos meses alguno se lamente de que ahora sí que soy el noveno en al lista.
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