La Esperanza del mundo en sus manos


El 20 de enero pasará a la historia, para bien o para mal, no sólo de los EE.UU. sino de todo el mundo. No sólo será el día en el que la primera potencial mundial ponía al frente al primer presidente negro de su historia, sino el día en el que todo el mundo depositó sus esperanzas en una misma persona. Obama se ha convertido en el líder del mundo, no sólo por el poder que ostenta en sus manos, sino por haber convertido su persona, por encima de su programa, en el eje de un mensaje especialmente conciliador.

Obama ha logrado aunar visiones tan distantes dentro de una sociedad dividida tras 8 años de mandato de uno de los presidentes más nefastos en la historia de la humanidad, pero aupado al poder, no hay que olvidarlo, en las urnas. Bush se lleva tras de sí la estela de haber sumido el planeta en la estridencia del miedo, la violencia preventiva y el discurso de la guerra. Bipolarizado por el famoso 'eje del mal', no son pocos los países que esperan los primeros movimientos de un político que quizá no es aún consciente de la responsabilidad que ha caído bajo sus hombros.

Para bien o para mal, no son pocos los ojos que se han volcado en los movimientos de un político que será seguido con lupa por propios y extraños. Y entre ellos los españoles. La democracia, y con ello la política, ha querido darse una nueva oportunidad en un momento en el que el arte de la retórica 'populista' vive uno de sus momentos más bajos. Necesitan, incluso los españoles, encontrar dentro de la política una figura en la que creer. El nivel, minúsculo, de los dirigentes españoles ha caído tras la economización de los esfuerzos de los divos parlamentarios, más pendientes de conservar sus opulentos sillones que en hacer su trabajo por y para el pueblo.

Quizá la democracia tenga en Obama su última oportundiad. Quizá sea éste su más difícil reto.

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