
Poco o nada, de forma oficial, se sabe sobre el futuro de la empresa más importante de la ciudad. Nissan vive en el limbo de una situación en la que el cierre parece cada vez más posible, si bien no antes convalecer entre ERE y ERE antes del trágico final. Nada de sabe de forma oficial porque desde la factoría nipona se insiste en la necesidad de esperar hasta el definitivo anuncio de si el esperado nuevo proyecto de camión ligero llega a la factoría abulense. Sin embargo el tiempo pasa y no hay noticias. A todo ello se unen los cada vez más numerosos rumores que sitúan en próximas fechas el inicio de un goteo de salidas de los trabajadores.
Y si de por sí las escasa noticias oficiales no dejan de ser preocupantes, a ello se unen las declaraciones de los directivos de Renault (para el caso los mismos jefes que Nissan) afirmando que quizá nos tengamos que acostumbrar a las condiciones laborales de Eslovenia. Es decir, pseu esclavos. Eso sí, ¿ellos ajustarán también las suyas, sus despachos, sus salarios y sus bonificaciones a las de ese país del Este? Quizá no. Y entre tanto, todos parados. Tal vez cuando llegue el momento sólo nos quede comprar la corona para asistir al funeral.
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